24/2/15

Talleres con los abuelos

Talleres con los abuelos- de confección de juguetes, de cuentos, de cocina, de juegos antiguos...
"Démosle el lugar, y la palabra, a los abuelos..."

El niño necesita de sus cuidadores y educadores –familiares y maestros- para ingresar en el universo simbólico, para relacionarse con los demás y con los objetos y para, finalmente, acceder al lenguaje, que nos define como humanos y nos posibilita el aprendizaje.
Nombrar la vida, atesorar palabras, disfrutar de la literatura infantil, hablar sobre ellos mismos, desarrollar la creatividad, desear leer y escribir, son experiencias fundamentales en la vida del niño.
  En definitiva, interaccionar con el niño: darle la palabra.

Esas primeras manifestaciones poéticas emparentadas con la música y la tradición oral, que las ha creado y transmitido por generaciones, son el origen de la literatura infantil.
Sin darnos cuenta, de generación en generación, les transmitimos esto a nuestros hijos desde el mismo momento de la gestación pues el oído es el primer sentido en desarrollarse. Sumergimos a los pequeños en el mundo de las sensaciones, donde los ritmos, las melodías y el fraseo de las palabras son los encargados de llevar a cabo su tarea, encantando sus oídos, llevándolos a un viaje lleno de recuerdos y de encuentros emocionales y sensoriales.

Para revivir los antiguos cultos y acompañar la labor intuitiva de las madres, es posible afirmar que si se fomenta la participación de las abuelas y los abuelos en la transmisión de valores, puede estar garantizada la continuidad de la identidad familiar en todos sus aspectos: espiritualidad, cultura, urbanidad, alimentación, etc.

“No se puede proyectar el futuro sin hacer referencia a un pasado rico en experiencias significativas y en puntos de referencia espiritual y moral”, aseveró. el Papa Benedicto XVI durante la XVIII Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para la Familia, celebrada en Roma recientemente y en donde destacó el papel de los abuelos en la herencia de valores humanos, sociales y religiosos a las nuevas generaciones: Así, ya sea a partir de imágenes que invitan a comentar sobre las personas retratadas en fotografías, de los padres y abuelos. Fotos donde se encuentra la historia de la familia en su país de origen. Artículos o artefactos que, sigan usándose o no, guardan detrás algo que contar porque recuerdan alguna vivencia o porque pertenecieron a un ser querido.

Con relatos, cuentos, leyendas, poemas, juegos y canciones que forman parte de la tradición familiar y nacional, los abuelos pueden enseñar a recitar poesías aprendidas en su infancia de labios de sus propios padres, tíos o abuelos.

Narrar cuentos y leyendas que además de transmitir identidad hagan volar la imaginación de sus nietos y despierten su interés por la lectura. Contar capítulos de la historia nacional y universal. ..

También pueden recuperar juegos con los que ellos se divertían y que hoy se han perdido para que sus nietos se entretengan con ellos.

Y cantarles las mismas canciones infantiles con que hicieron dormir, jugar o bailar a sus padres cuando eran niños.

Como cronistas de la historia familiar, los abuelos y las abuelas pueden contar a sus nietos lo que hacían cuando eran pequeños, cómo eran sus padres de niños y jóvenes, momentos memorables, días inolvidables por lo alegre, triste o particular de algún acontecimiento, anécdotas chistosas, etc.
A los nietos puede interesarles especialmente que les cuenten cómo vivieron sus padres y abuelos situaciones similares, en distintas etapas de la vida, a las que ellos están viviendo. Además de servirles para conocer más y mejor a cada miembro de la familia, del relato de esas experiencias los niños pueden aprender a resolver problemas y superar dificultades. Creencias, oraciones y devociones pueden ser transmitidas de abuelos a nietos a través de un testimonio de fe que se refleje en palabras y obras. Enseñarles a rezar y hacerlo juntos: la abuela puede enseñarles una oración para bendecir la mesa que se haya usado siempre en la familia, o fomentar una devoción particular que tenga raíces antiguas. Los abuelos pueden asistir junto con sus nietos a actos de culto o peregrinaciones en las que tradicionalmente se haya participado, y mostrarles el significado de los sacramentos, sobre todo cuando son ocasión de festejo en la familia (bautizos, primeras comuniones, matrimonios…), además de animarlos a realizar obras sociales y de voluntariado. Poder contar que, por ejemplo, para las fiestas patrias, Navidad o Año Nuevo su familia tiene una determinada costumbre que se ha repetido por décadas.
Todo ello fortalece los vínculos de los nietos entre sí y con la familia, les da seguridad y enriquece su personalidad. Las buenas costumbres y las reglas de urbanidad, las buenas maneras, la etiqueta, los hábitos individuales y de convivencia nunca pasan de moda y forman parte de la identidad familiar y comunitaria.

 Las abuelas y los abuelos pueden y deben apoyar a los padres en la transmisión de modelos de comportamiento positivos: delicadeza, moderación y oportunidad en acciones y palabras.

..Pero para todo esto...le tenemos que dar "El lugar" a nuestros mayores!!

Lic. Verónica Inés Pontnau
 




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